Pero se ha quedado en una bonita estampa y poco más. Aunque el Ebro mostró ayer un pequeño porcentaje de la fuerza y la capacidad destructiva que posee, todo quedó en un espectáculo natural para quienes se acercaron a sus riberas en la capital aragonesa. El río estuvo muy cerca de llegar a los 1.500 metros cúbicos por segundo en Zaragoza, una cifra bastante por debajo del nivel de alerta y dentro de los parámetros oficiales de avenida ordinaria.
Sin embargo, la visión del agua anegando la zona inundable de los parques de ribera (proyectados, precisamente, para soportar este tipo de crecidas y suavizar sus efectos) y algunas áreas del recinto Expo produjo la sensación de estar ante un episodio de avenida más importante de lo real. La página web de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) marcó la punta máxima de la riada en Zaragoza en 1.462,67 metros cúbicos por segundo. Esa medición, que aparejó una altura de 4,25 metros de la lámina de agua, se produjo a las seis de la tarde. La previsión es que el paso de la punta se mantenga a lo largo de hoy, con el nivel del río visiblemente alto en el tramo urbano.
A pesar de la alarma, la crecida casi pasó de largo por el recinto de Ranillas. Las afecciones fueron mucho menores de las previstas hace tres días, por lo que el agua tan solo entró en los dos espacios más expuestos al río por ocupar las cotas más bajas, el anfiteatro y la plaza Inspiraciones Acuáticas. En el primer caso, se quedó a unos metros de las bancadas de madera para el público. También cubrió por completo el camino situado bajo el Pabellón Puente.
El nivel del cauce ni siquiera llegó a rebasar las gradas del frente fluvial, dado que dos de los diez escalones seguían apreciándose cuando ayer pasaba la punta de la avenida ordinaria. "A partir de las dos la tarde empezó a bajar y se veían las piedras mojadas de la escollera", señalaron fuentes oficiales de Expoagua.
El sótano de la Torre del Agua se volvió a anegar, como sucede con cada crecida, por la subida del nivel freático. No generó problemas mayores, dado que en este espacio tan solo se almacenan canoas y material deportivo del canal de aguas bravas. "Esto sucede cuando el caudal del río supera los 1.300 metros cúbicos por segundo, aunque preveíamos que hubiera un metro de agua y únicamente se ha colado un palmo y medio", añadieron.
El parque metropolitano Luis Buñuel quedó protegido por su mota (una defensa prevista para soportar avenidas de hasta 2.500 metros cúbicos por segundo), mientras que el soto de ribera se inundó otra vez al ser un espacio de transición. Por prevención, los canales del parque se llenaron al máximo para evitar que la presión del freático en expansión pudiera dañar su estructura.
Los servicios de Protección Civil no tuvieron que atender ningún incidente relacionado con la crecida y Bomberos tampoco registró trabajo extra. Fuentes del ayuntamiento destacaron que el caudal del río no estuvo nunca en niveles que justificasen activar los protocolos de alarma. Desde la CHE se remarcó que se trata de una avenida ordinaria que no ha producido afecciones a núcleos urbanos ni motas controladas por la Confederación.
Según informó ayer la CHE, los caudales en la cabecera del Ebro y en los afluentes de la margen izquierda en Navarra se encuentran "estabilizados y con tendencias descendentes". Estas cuencas, donde la pluviometría del lunes y el martes ocasionó la crecida, experimentaron también ayer sus valores máximos. En Miranda de Ebro, en el eje de la cuenca, el caudal máximo fue de 600 metros cúbicos por segundo, mientras en la desembocadura del río Arga se llegaron a registrar 722.
La cuenca del Zadorra, en Álava, alcanzó un caudal máximo en su desembocadura cercano a los 390 m³/s. El sistema Ullívarri-Urrúnaga permitió la laminación de hasta 300 m³/s durante este episodio de avenida, un caudal que, sin esas presas, habría elevado aún más el nivel del Ebro.
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